Seguro que más de una vez te has preguntado si la palometa es pescado azul o blanco. No es raro, porque en las pescaderías y mercados suele generar dudas. Se trata de un pez que muchas veces se mete en el saco de los pescados azules, pero la realidad es un poco más matizada: la palometa se clasifica como pescado semigraso. Esto significa que su contenido graso varía en función de la época del año y de su alimentación, situándose en un punto intermedio entre los blancos y los azules.

Si te interesa cuidar tu alimentación, conviene tener esto claro para saber qué te aporta realmente. La palometa te da energía, proteínas de alto valor, y minerales esenciales como el fósforo, que ayuda a mantener en buen estado los huesos y los dientes. Vamos, que aunque no tenga la fama del atún o la merluza, merece un hueco en tu dieta.
¿Qué es la palometa y por qué también se conoce como japuta?
La palometa, a la que también se llama japuta, es un pez marino de la familia de los brama. Su nombre científico es Brama brama y la puedes encontrar en aguas del Atlántico y del mar Mediterráneo, aunque también existe la palometa del Pacífico, que comparte bastantes características con la que solemos consumir aquí.
Se trata de un pescado de carne firme, con un color que va del gris al negro, y con una piel fina y brillante que la hace fácilmente reconocible en la pescadería. No es raro verla entera, como pieza completa, aunque también se vende fileteada para mayor comodidad.

El apelativo “japuta” tiene orígenes populares y se ha transmitido en la cultura gastronómica de la costa andaluza, donde tradicionalmente se prepara en adobo. Si viajas al sur, verás cómo este pescado forma parte de la mesa habitual, igual que la caballa o los boquerones.
Diferencias entre pescado blanco y pescado azul
Antes de decidir dónde encaja la palometa, conviene repasar qué diferencia a un pescado blanco de un azul. Básicamente, la clave está en la grasa.
- Pescado blanco: menos del 2% de grasa, como la merluza o la dorada.
- Pescado azul: más del 5%, como el atún, la caballa o el salmón.
- Pescado semigraso: entre un 2% y un 5%, y aquí es donde entra la palometa.

Además de la grasa, también influyen otros factores como el entorno donde viven y su modo de alimentación. Los azules suelen migrar más y gastan más energía, lo que hace que acumulen más reservas. Los blancos, en cambio, viven más tranquilos y requieren menos.
Nutricionalmente, la diferencia se nota en el alto contenido en proteínas y en los ácidos grasos saludables de los azules. Los blancos, en cambio, aportan más digestibilidad y menos calorías.
Características principales de la palometa
Si te fijas bien, la palometa tiene una piel oscura y brillante, con un color que tira al gris plateado. Su forma es algo aplanada y el cuerpo se ensancha en la parte central. Normalmente, cada pieza puede variar bastante en peso, desde medio kilo hasta ejemplares que superan con creces los 2 kilos.
Otra de sus características es que suele habitar en aguas profundas del Atlántico y el mar Mediterráneo, aunque no es raro verla acercarse a la costa en determinadas épocas. Su alimentación es variada y se basa en crustáceos, peces pequeños y otros organismos marinos, lo que influye en la calidad de su carne.
Desde el punto de vista culinario, es muy versátil. Admite bien preparaciones al horno, frita, a la plancha o en guisos. En el sur de España, la tradición manda el adobo, que resalta su sabor y la convierte en un plato popular y económico.

Entonces, ¿qué tipo de pescado es la palometa?
Ahora que conoces las bases, la respuesta es clara: la palometa no es estrictamente ni azul ni blanco. Su clasificación más precisa es la de pescado semigraso. Esto quiere decir que su nivel de grasa depende de la temporada y de su alimentación, oscilando entre el 2% y el 5%.
A efectos prácticos, cuando te planteas su consumo, puedes considerarla un híbrido que reúne ventajas de ambos mundos:
- La digestibilidad del pescado blanco.
- La energía y los ácidos grasos saludables del pescado azul.
- El alto valor nutricional de sus minerales, especialmente el fósforo.
Así que la próxima vez que vayas a hacer la compra, ya sabes: la palometa es una opción versátil, con calidad, a buen precio y perfecta para variar tu dieta sin caer siempre en los mismos peces.
Beneficios de consumir palometa (japuta)
Incluir palometa en tu menú tiene más ventajas de las que piensas. Para empezar, es un pescado con alto contenido en proteínas, ideal para mantener la masa muscular y favorecer la recuperación tras el ejercicio.
Además, su aporte en fósforo contribuye al cuidado de los huesos y los dientes. Y no podemos olvidar que, al ser un pescado semigraso, también te proporciona grasas saludables que ayudan al sistema cardiovascular.
Otros beneficios interesantes:
- Bajo contenido en hidratos de carbono, ideal si buscas un alimento saciante sin pasarte de calorías.
- Su carne es jugosa y firme, perfecta para múltiples recetas.
- Es una opción económica en comparación con otros pescados del Atlántico y del mar Mediterráneo.
En definitiva, consumir palometa no solo es cuestión de sabor, sino también de cuidar tu cuerpo con un alimento completo y con buena calidad nutricional.
Prepara y disfruta de este delicioso pescado
La palometa te ofrece mil y una posibilidades en la cocina. Si la compras fresca, fíjate en el color de la piel, que debe ser brillante, y en el peso de la pieza, que te dará pistas sobre su frescura.

En casa, puedes prepararla de varias maneras:
- Al horno, con patatas y cebolla, para una comida de domingo con la familia.
- En adobo, al estilo andaluz, que realza su sabor y la convierte en un bocado irresistible.
- A la plancha, con un chorrito de aceite, para una opción rápida y ligera.
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